Mientras lees estas palabras, Gaza sigue ardiendo. Más de cuarenta mil personas asesinadas bajo las bombas de Israel. Niños enterrados vivos, hospitales convertidos en escombros, barrios reducidos a polvo. Lo llaman “conflicto”, pero lo que vemos es una masacre en directo, sostenida por las potencias occidentales.
Pero el horror no se detiene ahí.
Israel ha cruzado todas las líneas rojas. Ataca Irán, bombardea Siria, asesina en el Líbano, y tensa la cuerda hasta el límite. La escalada militar ya es regional. Estados Unidos despliega portaaviones. Irán responde. Yemen entra en escena. Los tambores de guerra suenan cada vez más fuertes en todo Oriente Medio. Y los pueblos, como siempre, pondrán los muertos.
Nos dicen que es una guerra “compleja”. Pero no es difícil de entender:
Es una guerra imperialista por el control, los recursos y el poder.
Es un negocio para la industria armamentística.
Es colonialismo sionista y servilismo occidental.
Y lo más grave: lo hacen en nuestro nombre.
España sigue vendiendo armas a Israel. Europa protege al agresor. Estados Unidos lo financia. Y todos ellos, juntos, construyen el silencio que permite seguir matando.
Pero no en nuestro nombre.
No con nuestro dinero.
No con nuestra voz.
No con nuestra complicidad.
Nosotros elegimos otro lado:
el de las madres que lloran bajo los escombros;
el de los pueblos que resisten ocupación y bloqueo;
el de quienes defienden la vida frente al odio y la destrucción.
Nuestra solidaridad es clara:
Con Palestina, que resiste y sobrevive.
Con el pueblo iraní, que no quiere ser carne de cañón.
Con Yemen, Líbano, Siria, que ya conocen lo que es sufrir bajo las bombas.
Con todos los pueblos que se niegan a arrodillarse ante los imperios.
Exigimos:
• El fin inmediato del genocidio en Gaza.
• La ruptura total de relaciones con Israel.
• El fin de los ataques israelíes en la región.
• La salida de la OTAN y el cierre de las bases militares en nuestro suelo.
¡Ni un euro, ni una bala más para la guerra!